miércoles, 27 de enero de 2010

Calderón, la bola y la red


27 de enero de 2010

Si el Presidente salió ayer para señalar a los grupos de interés que lastran al país y a los representantes del statu quo, es porque ya percibió que su propuesta de reforma política está haciendo agua por todos lados.

PRI y PRD necesitaban un potente púlpito para arrebatarle al Ejecutivo los réditos de la autoría de la reforma y con este propósito organizaron el foro en el Senado. Hasta ahora todo les ha salido como lo tenían planeado.

La crítica de los especialistas que acudieron a este encuentro versó alrededor de dos argumentos:

El primero, siempre rebatible, advierte que detrás de la iniciativa existe la intención de robustecer al poder Ejecutivo y perjudicar al Congreso.

El segundo motivo de crítica, mejor fundado, es que la propuesta fue mal procesada tanto con los aliados presidenciales como con los adversarios del Ejecutivo panista. En efecto, la iniciativa la fabricó, la calentó y la lanzó solito el Presidente. Y así le está yendo ahora que ésta fue a estrellarse contra la red.

Más allá de las formas y los convencionalismos políticos, es de toda evidencia que el decálogo calderonista sí quiere ampliar el margen de maniobra del Ejecutivo con el supuesto objeto de ampliar la gobernabilidad y la construcción de mayorías estables. Lo anterior se desprende de, al menos, tres de los nueve puntos del texto calderonista: la segunda vuelta en elecciones presidenciales, las iniciativas preferentes del primer mandatario, el veto parcial y la reconducción presupuestal. A ello se suma la reducción de legisladores y no haber propuesto la segunda vuelta para los representantes populares.

Lamentablemente, al velar sólo por los poderes del Presidente, la reforma no pudo ser valorada como la intensión de un jefe de Estado que apuesta por las preocupaciones de todos, sino como la pelota de un jefe de gobierno que únicamente sabe preocuparse por la posición coyuntural ocupada el día de hoy.

Estas propuestas habrían tenido mejor suerte si en vez de ser lanzadas sin estrategia, hubieran intentado convencer primero a los aliados del presidente —al PAN, por ejemplo—, y luego a sus adversarios del PRI y del PRD.

Habrá que agradecerle a Felipe Calderón, eso sí, que haya desatado un debate necesario sobre el futuro político del país. Con su actuación, aunque fallida para su propia causa, ha obligado a las fuerzas parlamentarias a presentar sus respectivos documentos de reforma.

Si bien la iniciativa del Ejecutivo parece ya insalvable, cuando menos deja la posibilidad de una versión más robusta gracias a los proyectos venideros de la oposición. Los adversarios saben que no pueden quedarse con los brazos cruzados porque una mayoría de ciudadanos quiere reforma política. Gracias al primer saque del presidente ahora les toca a ellos jugar. Sólo queda rogarles que no envíen la bola tan cerca de la red como lo hizo el primer mandatario.

Referencia: http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/47190.html

Cometario: El señor presidente; en su campaña para ser elegido presidente, dio a entender muchas cosas, y los votantes le creyeron. El dijo que sí sabía conducir las riendas del país, pero no supo como, lo descubrimos pronto. Porque, el que dice que sabe y realmente sabe lo que dice que sabe, eso le permitiría desempeñarse con tranquilidad. Pero aquél que dice que sabe, pero engaña en su afirmación a los votantes, es decir realmente, no sabe lo que dice que sabe, eso le abrirá las puertas de vivir insastifecho, y será la burla de muchos que supuestamente sí saben “el cómo”. Y lo peor de todo, es que habiendo gente que sí lo pueden a mejor desempeñarse… no son panistas obtusos ni pelmazos.

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